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martes, 29 de abril de 2008

Collage fotos Alejandra Pizarnik - Silvia Camerotto
Hoy habría cumplido 72 años. Sinceramente impensable imaginarla a esa edad conociendo algunos pocos atisbos de lo que fuera su vida. Y como muchos de tantos seres, yo me tropecé, caí en las abismales redes de su poesía. Y como muchos también, logré avistar cierta luz aún en ese ir "nada más que hasta el fondo" que proponía, en esa rara sensación de buscar alguna respuesta en la Muerte, en alguna Parca que pudiera desentrañarla de ella misma, encontrar otra manera de estar allí, debajo de Alejandra. Por lo menos, en algunos instantes, estuviera la posibilidad que fuera ella (Alejandra, Buma, Flora, Sasha, en esa multiplicidad, ella) ya no detrás del espejo sino enfrente.

Establecer "La tierra más ajena" en la propia escritura y no poder asirse desde esa extranjería algo de la propia letra. O descubrir "La última inocencia", al despertar en ese territorio donde cada palabra desgranaba su materialidad, su peso específico, de cuya densidad ya no era fácil salir indemne luego de atravesarla o dejarse atravesar. O alcanzar el "Árbol de Diana", bien para encontrar allí otro nombre donde reconocerse, o en busca de la diosa de una naturaleza que le era adversa y guarecerse debajo de la luna, intuyendo en su sombra alguna protección.

Y no hubo manera que en ese denonado esfuerzo de "Los trabajos y las noches", en esa compañía de gente y lecturas y libros, alguien pudiera escuchar ese llamado hecho tantas veces al viento (poema que le he escrito).

Y en esas intensísimas búsquedas dejarse perder en la obra pictórica de El Bosco con la idea de poder realizar la "Extracción de la piedra de locura" y continuar en ese viaje, hasta caer en la fascinación de la que fuera "La Condesa sangrienta", bebiendo sangre de doncellas y ella procediendo quirúrgicamente a extraer una oscura belleza de aquella mujer que había quedado atrapada en su propio castillo.

Y tal vez, no hubo forma que la vida cotidiana no fuera escuchada sino como "El infierno musical" y en ese fuego, ninguna palabra podía guarecer, podía ser abrigo de aquella intemperie que paradojalmente, parecía contenerla. Y la música devino ruídos hasta quedar atrapada o desolada en una "Sala de Psicopatología" o perdida en algún laberinto llamado "Los poseídos entre lilas" y en ese jardín, también lejano y ajeno, no poder quebrar los sortilegios de los gritos y aquellos ojos azules.

Y fue el intento trunco de zarpar, tomar un velero, convertirse en "La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa", llevando siempre alguna máquina de escribir pero ni siquiera en alta mar hubo manera de volver a encontrar algún rumbo donde "El deseo de la palabra" hiciera de amarre, la enganchara a alguna brizna de luz donde poder habitar, donde haber arribado a un día cómo hoy, un 29 de abril, nuevo aniversario de su nacimiento. Sólo naufragar.

La vida y la obra... hacer de la literatura un lugar donde estar, donde permanecer, donde persistir... Y fue así, intentando adueñarse de un personaje que ni siquiera era ella misma, un atuendo fragmentado que mendigaba en el cuerpo del poema, un cuerpo para ella.

Corporeidad del poema que persiste a pesar de su muerte, y que perdura con cada encuentro con su lectura. De ese intrincado camino, nos queda a nosotros los rastros, las huellas de esos intentos por nombrarse. Queda a nosotros seguir celebrando la incandescencia que provoca la lectura de su poesía y que paradojalmente, le da otra existencia a aquella-niña-que-se-creía-fea; esa Buma, Alejandra, Flora, Sasha, deja abierto su llamado y esta vía abierta nos deja a las puertas de su escritura, de su letra y de su voz: lugar de su poesía.

Alejandra Pizarnik: todavía persiste su voz peregrinando, inigualablemente única.
S.E.


Peregrinaje


a Elizabeth Azcona Cranwell

Llamé, llamé como la náufraga dichosa
a las olas verdugas
que conocen el verdadero nombre
de la muerte.

He llamado al viento,
le confié mi deseo de ser.

Pero un pájaro muerto
vuela hacia la desesperanza
en medio de la música
cuando brujas y flores
cortan la mano de la bruma.
Un pájaro muerto llamado azul.

No es la soledad con alas,
es el silencio de la prisionera,
es la mudez de pájaros y viento,
es el mundo enojado con mi risa
o los guardianes del infierno
rompiendo mis cartas.

He llamado, he llamado.
He llamado hacia nunca.

(de La última inocencia - 1956 -)


* * * * *
El deseo de la palabra

La noche, de nuevo la noche, la magistral sapiencia de lo oscuro, el cálido roce de la muerte, un instante de éxtasis para mí, heredera de todo jardín prohibido.

Pasos y voces del lado sombrío del jardín. Risas en el interior de las paredes. No vayas a creer que están vivos. No vayas a creer que no están vivos. En cualquier momento la fisura en la pared y el súbito desbandarse de las niñas que fui.

Caen niñas de papel de variados colores. ¿Hablan los colores? ¿Hablan las imágenes de papel? Solamente hablan las doradas y de ésas no hay ninguna por aquí.

Voy entre muros que se acercan, que se juntan. Toda la noche hasta la aurora salmodiaba: Si no vino es porque no vino. Pregunto. ¿A quién? Dice que pregunta, quiere saber a quién pregunta. Tú ya nohablas con nadie. Extranjera a muerte está muriéndose. Otro es el lenguaje de los agonizantes.

He malgastado el don de transfigurar a los prohibidos (los siento respirar adentro de las paredes). Imposible narrar mi día, mi vía. Pero contempla absolutamente sola la desnudez de estos muros. A pan y agua toda la vida.

En la cima de la alegría he declarado acerca de una música jamás oída. ¿Y qué? Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis, haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo, rescatando cada frase con mis días y con mis semanas, infundiéndole al poema mi soplo a medida que cada letra de cada palabra haya sido sacrificada en las ceremonias del vivir.

* * * * * *

La palabra del deseo


Esta espectral textura de la oscuridad, esta melodía en los huesos, este soplo de silencios diversos, este ir abajo pro abajo, esta galería oscura, oscura, este hundirse sin hundirse.

¿Qué estoy diciendo? Está oscuro y quiero entrar. No sé qué más decir. (Yo no quiero decir, yo quiero entrar.) El dolor en los huesos, el lenguaje roto a palabras, poco a poco reconstituir el diagrama de la irrealidad.

Posesiones no tengo (esto es seguro; al fin algo seguro). Luego una melodía. Es una melodía plañidera, una luz lila, una inminencia sin destinatario. Veo la melodía. Presencia de una luz anaranjada. Sin tu mirada no voy a saber vivir, también esto es seguro. Te suscito, te resucito. Y me dijo que saliera al viento y fuera de casa en casa preguntando si estaba.

Paso desnuda con un cirio enla mano, castillo frío, jardín de las delicias. La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. La soledad sería esta melodía rota de mis frases.

(de El infierno musical - 1971 -)

* * * * *

33


alguna vez
alguna vez tal vez
me iré sin quedarme
me iré como quien se va

a Ester Singer

(de Árbol de Diana - 1962 - )

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Alejandra Pizarnik (Argentina, 29-04-1936 / 25-09-1972)
Poemas extraídos de:

Alejandra Pizarnik: Semblanza. Frank Graziano (Introducción y compilación). Ed., Fondo de Cultura Económica, México, 1º Edición 1992

Referencia a una entrevista que le han hecho en 1966: Sololiteratura

Y para finalizar, este poema que me regalaran homenajeándola a ella hace muchos años:

(Desde Alejandra)

Con tu belleza
podrías haber profanado el mundo

arrebatado
sus mariposas azules.
Preferiste, en cambio,
cultivar las flores.

M.B.

6 comentarios:

  1. Hola. Te invitamos a visitar nuestra publicación sobre literatura y cine.
    Recientemente hemos hecho una carpeta monográfica sobre Clarice Lispector. Un saludo.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. que poco sé de efemérides!!! Tengo una relación amor-odio con la Pizarnik. Me encanta su obra pero no me gusta la simbología que la rodea. No me gusta que se haya transformado en un simbolo de solución a la adversidad. Es como el che en las remeras y camisetas que distorsionan su mensaje.

    saludos y feliz finde

    Paloma Roca

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  4. Gracias Shangri-la por haber pasado por aquí y por la invitación a visitar v/revista virtual, que ya no recuerdo cómo llegué pero sí la tengo muy presente y he puesto en mis post sobre Clarice Lispector, el link a v/revista Nº5 que tantas cosas hay allí para navegar también sobre la literatura de esa gran escritora brasileña.

    -Paloma Roca: Igualmente sobre el fin de semana y ciertamente mi relación con Pizarnik también ha sido de amor-odio, odio-amor. Me acompañó en momentos de extravío para extraviarme aun más, pero a la vez, encuentro en su poesía una profundidad que está del lado de quien la lee, que jamás podremos saber qué le ha ocurrido a ella con sus propios poemas.
    Y también, creo que más allá de esa simbología que la rodea, de esa aparente imbricación entre su obra y vida, lo que para mí está seguro que la literatura, la poesía, fue su intento de arraigarse a una vida que le era esquiva, que en realidad era necesaria en un sentido vital la poesía y quizás por eso en su caso quede tan mezclada ambas cosas. Pero más allá de eso, como sigo sosteniendo, sus poemas golpean y oscurecen y alumbran en mí, su letra es poesía que transmite para quien la lee, la posibilidad de interrogación, también de infortunio pero de un camino para transitar... y también salir, hacer algo distinto con eso que nos ha atravesado.
    Alegría tu paso por aquí!!!!
    Saludos!!

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  5. Anónimo5/5/08 21:29

    solo gracias, nuevamente...
    y como me gusto eso de "con tu belleza podria haber profanado del mundo..."

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  6. susana: agradezco mucho que hayas utilizado el collage que realicé de alejandra.
    un saludo.

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